sábado, 19 de marzo de 2011

LA ETNOEDUCACIÓN ARBITRARIO CULTURAL

UNIVERSIDAD DE CHILE – ILAE
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES - DEPARTAMENTO DE EDUCACIÓN
PROGRAMA DE MAGISTER EN EDUCACIÓN
EPISTEMOLOGÍA ENSAYO

por Alba Patricia Africano Morales

ABSTRACT
La etnoeducación arbitrario cultural, es un escrito donde inicialmente se hace una breve exposición de los postulados teóricos del sociólogo Pierre Bourdieu sobre la violencia simbólica que conduce a la arbitrariedad cultural, posteriormente se desarrolla de forma resumida la historia de la etnoeducación en Colombia, dando a conocer la percepción de dos integrantes de las comunidades indígenas, finalmente se esboza una reflexión de la autora del presente escrito frente a la etnoeducación de los indígenas Emberá Katios en Bogotá.    
LA ETNOEDUCACIÓN ARBITRARIO CULTURAL
El presente escrito tiene como finalidad hacer un análisis de la etnoeducación en Colombia, estableciendo si dicho proceso le permite a las poblaciones indígenas y afrocolombianos, entre otros, mantener su identidad o por el contrario, identificar si la etnoeducación se convierte en  un arbitrario cultural que contamina las costumbres, dialectos, formas de pensar, de los grupos étnicos antes mencionados.
Para realizar tal análisis se parte de los postulados teóricos del sociólogo Francés Pierre Bourdieu, para quien, toda acción pedagógica es una imposición de la arbitrariedad cultural de las clases dominantes, convirtiendo los procesos educativos en  una violencia que él denomina simbólica, ya que es la imposición de sistemas de símbolos y de significados sobre grupos o clases, de modo que tal imposición se concibe como legitima. La legitimidad reafirma las relaciones de poder, lo que permite que la arbitrariedad tenga éxito.
En palabras de Bourdieu, la violencia simbólica es la inculcación de formas mentales, de estructuras mentales arbitrarias e históricas. Una inculcación que plasma, en cierto modo los espíritus, y que les permite luego disponer a efecto de imposiciones fundadas sobre la reactivación de esta categoría.
En el fondo la violencia simbólica es una violencia que podríamos llamar cognitiva: es una violencia que solo puede funcionar apoyándose sobre la estructura cognitiva de quien la sufre[1].
Sería interesante conocer de primera mano la concepción que tiene Pierre Bourdieu acerca de la etnoeducación, sin embargo, es claro que algunos docentes etnoeducadores reciben capacitación por parte del MEN, que a pesar de “crear” su propio currículo, el punto de partida de  una forma u otra son los lineamientos del ministerio, además se supone que deben cumplir con las disposiciones legales establecidas, por ejemplo, la implementación del decreto 1860, en referencia al PEI.
Si tenemos en cuenta estos procesos de creación de el plan de estudios y la malla curricular y la creación en sí de escuelas con todo lo que genera de forma simbólica, implícita y explícitamente, la etnoeducación, a pesar de tener como objetivo fundamental la sostenibilidad de la cultura propia y querer fortalecerla, termina en ultimas por convertirse en una institución que de fondo multiplica los estructuras sociales formales de la sociedad occidental y además reproduce las relaciones de poder, el poder del docente portador del conocimiento[2].
Ahora bien, es necesario conocer más afondo de donde, por qué y para qué, se creó la etnoeducación, para iniciar en necesario saber  qué se entiende por etnoeducación, y para ello se revisará el concepto de Bonfil Batalla quien en la declaración de San José (1991) y basado en la tesis de y etnodesarrollo da a entender que: “la etnoeducación es un proceso social permanente, inmerso en la cultura propia, que permite, conforme a las necesidades, intereses y aspiraciones de un pueblo, formar a sus individuos para ejercer su capacidad social de decisión, mediante el reconocimiento de los recursos de su cultura teniendo en cuenta los valores del grupo étnico que permitan un reconocimiento y a la vez relación con otras culturas y con la sociedad hegemónica en términos de mutuo respeto”.
De igual forma autores como Rojas 1999, Vasco 2000, OIA 2003, CRIC 2004; ONIC 2004; Jiménez 2004, al definir el sentido de la etnoeducación incluyen referencias a  los conceptos de  educación propia y educación oficial escolarizada o educación propia y educación intercultural bilingüe, el ministerio de educación nacional en 1976 define etnoeducación como “Un proceso social permanente, inmerso en la cultura propia, que consiste en la adquisición de conocimientos y valores, y en el desarrollo de habilidades y destrezas, de acuerdo con las necesidades, intereses y aspiraciones de la comunidad, que los capacita para participar plenamente en el control cultural del grupo étnico”
En un documento más reciente del Ministerio de Educación se presenta una nueva definición de etnoeducación que introduce modificaciones a las arriba citadas, Etnoeducación se define como:
“El proceso social permanente de reflexión y construcción colectiva, mediante el cual los pueblos indígenas y afrocolombianos fortalecen su autonomía en el marco de la interculturalidad, posibilitando la interiorización y producción de valores, de Conocimientos y el desarrollo de habilidades y destrezas conforme a su realidad cultural, expresada en su proyecto global de vida (Ministerio de Educación Nacional, 1994b, p 29)"
El concepto de etnoeducación aparece actualmente, como una visión simple, humanista, a modo de ideología democrática en términos de respeto y tolerancia y no trata un modo de entender y abordar la educación para adaptarla pedagógicamente a las características culturales  de los niños socializados en contextos indígenas, o para perseguir objetivos pragmáticos, en términos de máxima igualdad de oportunidades para estos mismos. En conclusión, la etnoeducación es vista como unas buenas ideas, pero carentes de un compromiso activo para ponerlas en practica[3] 
Como puede verse el concepto de etnoeducación está planteado, con el objetivo  de que estas comunidades conserven su identidad y potencien su cultura, objetivo ambicioso, sobretodo en una sociedad globalizada, donde el afán es dominar la tecnología y acumular capital económico, es más, al visitar zonas rurales donde se encuentran resguardos indígenas se observa un interés particular, especialmente de los jóvenes, por sumergirse en la cultura dominante, la mestiza u occidental, si así se le puede llamar[4]. Como en todos los procesos, llámense educativos, políticos, sociales, se encontraran personas conformes y optimistas y otras en desacuerdo, por lo cual es interesante analizar las percepciones de dos personajes de las comunidades indígenas:
Taita Lorenzo Muelas “Si yo hubiera sabido que todos estos cambios nos iban a traer tanta división y tanta descomposición, no hubiera participado como lo hice en la asamblea Nacional Constituyente”[5] (Enciso, 1996. Archivo personal)           
En un documento de la ONIC, por la misma época, se encuentra el siguiente comentario:
“la escuela, por su acción misma ha significado para nuestras comunidades la perdida de nuestra identidad, y la forma más concreta de desintegración cultural. Sin embargo, por esa misma razón, las comunidades la asumen como un espacio de apropiación del medio exterior, ente de conocimiento y acceso al prestigio y poder dominantes” (ONIC 1995: 5)[6]

La percepción que tienen los indígenas, como el taita Lorenzo Muelas, y otros, reflejan, por un lado las diferentes visiones del proceso etnoeducativo y por otro, el temor que sienten de perderse entre la masa, para pasar a ser, el conglomerado de gente que hace parte de la sociedad globalizada. En este punto y bajo la percepción de estos indígenas y la de las personas cercanas a los resguardo, se puede decir que Pierre Bourdieu, es acertado en alguna medida al referir su violencia simbólica en los procesos educativos, basta con retomar estas palabras: “la escuela, por su acción misma ha significado para nuestras comunidades la perdida de nuestra identidad, y la forma más concreta de desintegración cultural. Sin embargo, por esa misma razón, las comunidades la asumen como un espacio de apropiación del medio exterior, ente de conocimiento y acceso al prestigio y poder dominantes” (ONIC 1995: 5)[7]. Es decir, conciben la cultura occidental dominante como la portadora del conocimiento valido, del prestigio, entonces, el conocimiento y la sabiduría de estas comunidades, desde estos lentes perceptivos, serian de segunda mano, cuestión que merece una ardua discusión, partiendo del simple e importante hecho de que las culturas dominantes estamos acabando con el planeta.
Es claro que la etnoeducación es un arbitrario cultural en la medida en que parte forma más que su fondo, parten de la cultura dominante, de la sociedad “desarrollada”.
Autoras como Trillos (1996), refieren que la comunidad indígena asume tres posturas frente al concepto de escuela: la asume como una institución dañina, entorpecedora del desarrollo comunitario e incluso como desintegradora de la familia y de la cultura, en la medida en que forma hombres individualistas que torpedean los modelos cooperativos comunitarios. Otra postura ve a la escuela como una institución que podría contribuir con el rescate de sus valores culturales y plantea la necesidad de un currículo diversificado para el logro de tales objetivos. Finalmente, para algunos individuos es necesario rediagnosticar los procesos escolares.
En este punto se puede plantear la siguiente pregunta ¿los procesos de etnoeducación a quién benefician? Debe recordarse que inicialmente el objetivo de “educar” a las comunidades indígenas y afrocolombianos, entre otros, era la evangelización y el aprendizaje del castellano y las sumamente importantes  normas de urbanidad al estilo Carreño, los precursores de tal labor fueron los misioneros capuchinos con los Arhuacos de la sierra nevada, sin embargo la comunidad los expulso en 1983[8]. Sin embargo, la historia legal de  la etnoeducación comienza desde 1976 con la reestructuración del sistema educativo colombiano, en la cual se brinda a los indígenas el derecho a una educación propia y a participar activamente en la elaboración de sus currículos (Decreto 088 de 1976).
En 1978 se reglamentó el artículo 11 del Decreto 088/76 por medio del Decreto 1142 que, hasta la promulgación de la constitución de 1991, constituyo el documento rector de los principios de educación indígena para el país: La educación debe estar de acuerdo con las necesidades y características culturales de los grupos, las comunidades deben participar en el diseño de sus programas educativos, la alfabetización debe hacerse en lengua materna, se tendrán en cuenta horarios y calendarios de acuerdo a las características de las comunidades, entre lo más sobresaliente. En 1984, por medio de la resolución 3454 el ministerio de educación nacional establece los lineamientos generales de la educación indígena nacional “basado en el marco teórico denominado etnodesarrollo, y las características, principios, finalidades, objetivos, estrategias y condiciones necesarias para la implementación de su componente, es decir la etnoeducación.   
Después de la constitución política de 1991 se promulgó la Ley General de Educación (115/94) y la reglamentación del servicio educativo a comunidades indígenas (Decreto 804/95), los cuales ratifican las garantías que habían sido ganadas en las décadas pasadas. En 1994 se promulga el Decreto 1860 que reglamenta parcialmente la ley 115 en sus aspectos pedagógicos y organizativos generales, y los denominados proyectos Educativos Institucionales (PEI) que deben elaborar todas las escuelas –un Proyecto Educativo “que exprese la forma como se ha decidido alcanzar los fines de la educación definidos por la ley, teniendo en cuenta las condiciones sociales, económicas y culturales de su medio” (artículo 14).   
En la actualidad, como señalaba Aguirre (1998), la reflexión en torno de lo que se ha llamado “etnoeducación”, es decir, la educación llevada a cabo con las minorías étnicas del país, se ha complejizado. Por una parte, la  implementación del Decreto 1860, sobre los Proyectos Educativos Institucionales (PEI), y la premura en la elaboración de éstos, creo en algunos casos conflictos con los proyectos educativos comunitarios indígenas  que se venían aplicando y que habían sido elaborados en el tiempo en sucesivos procesos de revaloración cultural. Otras comunidades accedieron "a la reelaboración de sus proyectos educativos y no pocos resultaron diferentes e incluso opuestos al proyecto educativo comunitario". (Houghton, 1996, citado por Aguirre, 1998:57.). [9]
Además, la amplitud del concepto de etnoeducación, su carácter igualitarista lleva a considerar que no hay superioridad ni  inferioridad entre el español y los idiomas indígenas, hecho que algunos estudios de interferencia lingüística muestran que no es cierto (MEN, 1988:133). En la práctica como señala Trillos (1998) existe la opinión de que la lengua materna se emplee para la adquisición de saberes tradicionales y el español para la apropiación de los productos de la ciencia universal. No obstante, los lineamientos de la etnoeducación enfatizan en un bilingüismo en el cual en el proceso de enseñanza-aprendizaje debe emplearse prioritariamente la lengua indígena y simultáneamente o posteriormente el español. Por otra parte, a diferencia de la educación indígena,  enfatiza en una educación intercultural en la que partiendo de la cultura propia  se conozca la cultura nacional y universal. (MEN, 1987:52).
Al realizar un análisis de fondo, el origen de la etnoeducación se plantea en términos  reivindicativos que buscan establecer espacios para el mantenimiento y desarrollo de otras opciones culturales frente a unas condiciones históricas de dominación. Dominación por parte de las clases más favorecidas, valdría la pena analizar el interés de las autoridades políticas por desarrollar la etnoeducación, pues la educación tradicional en Colombia no ha tenido los mejores resultados, es por ello que las políticas educativas actuales del MEN tienen como finalidad mejorar la calidad de la educación. Entonces, si no hay calidad en la educación tradicional formal, ¿cuál es la calidad de la etnoeducación y cómo se determina?  
De igual forma, valdría la pena preguntarse ¿Qué y cómo motivar a las nuevas generaciones de las comunidades indígenas y afrocolombianos, para qué conserven su identidad cultural? Para qué sigan interesados por su lengua materna, para que conserven sus valores y principios…
Estas nuevas generaciones ya están contaminadas por la cultura occidental, nótese el aculturamiento de los Otavaleños, indígenas que si bien no son  de origen colombiano, una gran parte de su población viven en nuestro país y al llegar a una cultura como la colombiana introyectan sus formas de comportamiento y viven una transformación en su forma de ser, de actuar, en sus valores y principios.
De igual forma, desplazados como los Emberá Katios, llegan a una ciudad como Bogotá, donde para adaptarse inician un aprendizaje de nuevas pautas comportamentales que les permitan sobrevivir en una ciudad donde sus gobernantes no sabe qué hacer con tanto desplazado y donde no existen colegios que ofrezcan una educación acorde con sus necesidades, mucho menos procesos etnoeducativos. La secretaría de integración social por su parte, inició el proceso de educación inicial indígena en Bogotá a partir del año 2010, en siete jardines donde existe el diálogo, el saber ancestral con el conocimiento occidental y en donde la especialidad es la priorización del para qué y cómo se hace el saber de las comunidades indígenas. 
Muchos de estos niños a pesar de ingresar a estos jardines donde se aplica la “etnoeducación”, terminaran muy seguramente, hablando español, usando jeans y gorras y olvidando su lengua materna[10].
PALABRAS CLAVES
Etnoeducación
Violencia simbólica
Arbitrario Cultural
Pedagogía
Aculturamiento
BIBLIOGRAFIA
Enciso Patiño Patricia: estado del Arte de la Etnoeducación en Colombia con Énfasis en Política Pública. Ministerio de Educación Nacional.
Romero Loaiza Fernando. La Educación Indígena en Colombia: Referentes Conceptuales y Sociohistóricos. En Ciudad Virtual de Antropología y Arqueología.
Trillos, María. Etnoeducación: Balance y Perspectivas. En Educación Endógena frente Educación Formal.
Moreno Álvaro, Ramírez José, Pierre Bourdieu Introducción Elemental, Segunda Edición,  Panamericana Formas e impresos.

 Alba Patricia Africano Morales


[1] Álvaro Moreno, José Ramírez, Pierre Bourdieu Introducción Elemental, Segunda Edición,  Panamericana Formas e impresos, pág. 51
[2] Apreciaciones de la autora del presente escrito.
[3] Trillos, María. Etnoeducación: Balance y Perspectivas. En Educación Endógena frente Educación Formal


[4] Apreciaciones de la autora del presente escrito.
[5] Enciso Patiño Patricia: estado del Arte de la Etnoeducación en Colombia con Énfasis en Política Pública. Ministerio de Educación Nacional. Pág. 17.
[6] Ibídem.
[7] Ibídem.
[8] Apreciaciones de la autora del presente escrito.
[9]  Romero Loaiza Fernando. La Educación Indígena en Colombia: Referentes Conceptuales y Sociohistóricos. En Ciudad Virtual de Antropología y Arqueología.
[10] Apreciaciones de la autora del presente escrito.

1 comentario:

  1. Me parece un buen aporte ya que acabamos de conformar un grupo de docentes investigadores en Armenia Colombia con el tema "Representaciones sociales de las etnias en Colombia - Referente el Quindío" y vamos a necesitar y valorar todos los apoyos que podamos encontrar.

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